Tierras de grandeza

La primera vez que te vi parecías de lo más normal, como otra cualquiera. Más tarde fui a una casa de dos de tus hijos y me hospedé en ella durante 20 días.
Allí y en la academia conocí gentes de muchas partes del mundo, pero los más numerosos eran tus hijos. Si hay algo que me llamara más la atención fueron las faldas de algunos de tus hijos varones, que las usaban como si fueran pantalones.
Un buen fin de semana cumplí uno de esos sueños que tiene todo el mundo desde pequeño. Fuimos a uno de tus miles de lagos, pero éste era un lago especial, pues tenía un monstruo que yo particularmente no vi, aunque dicen que lleva en el lago varias decenas de años... En ese lago nos pretendíamos bañar, pero al final solo nos mojamos los pies, dado el fresquito que corría a esas horas de la tarde. El monstruo ni se inmutó, aunque si es verdad que existe, mejor que ni se inmutara.
Si te digo la verdad, verte fue una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida, por mucho que tuviera que ir a la academia a aprender el idioma de tus hijos y me cagaran dos palomas tuyas el mismo día. La única pega era que todas las noches me tocaba comer en uno de tus restaurantes de comida rápida, pues a los horarios no llegué a adaptarme del todo...
Desearía volver a verte algún dia no muy lejano.